María y Susana son dos jóvenes que están pasando el verano en el campamento La Brújula donde compaginan sus ganas de fiesta con sus sueños. Allí, son vigiladas por una novicia de buen corazón, Milagros, y una madre superiora, Bernarda, empecinada en llegar a los jóvenes a través de su peculiar canción «Viviremos firmes en la fe». Pero todo esto cambia cuando María recibe la llamada.
Tras el éxito cosechado en el hall del Teatro Lara, esta comedia musical de pequeño formato, escrita y dirigida por Javier Ambrossi y Javier Calvo, volvía el pasado mes de noviembre a la sala grande del teatro madrileño donde ha perpetuado su buena acogida entre el público.
El proyecto, financiado gracias al mecenazgo de Blu Room, cuenta con un elenco formado por Macarena García, Andrea Ros, Gracia Olayo, Belén Cuesta y el actor británico Richard Collins-Moore (El perfume). Junto a ellos comparte escenario la banda formada por Jaime Vaquero, Sergio Rojas, Alberto Torres y Alejandro de Lucas en una escenografía icónica de Ana Garay.
El texto, a pesar de tener una temática claramente religiosa sin llegar a comprometer a los autores en una u otra dirección, habla del momento en que cada uno ha de elegir su propio camino aunque este no sea el que hubiese imaginado. Una temática universal que viene marcada por unos guiños y clichés muy reconocibles de la educación católica de nuestro país, así como una frescura y liviandad que convierten este montaje en uno de los preferidos de los espectadores.
Sin embargo, es la propia ligereza del texto la que, a su vez, hace que la inclusión de ciertos temas más profundos queden absolutamente fuera de lugar. Así, pareciese que algunos de ellos han sido incorporados en el mismo más bien por conveniencia que por la propia narrativa.
Pese a todo, se trata de un espectáculo concebido sin mayor pretensión que la de entretener a los asistentes que, precisamente por ello, consigue llenar la sala día sí y día también.
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