Inusualmente «Pegados» al musical

Una noche de fiesta, dos jóvenes, alcohol, hormonas… y un final inesperado. ¿Quién habría predicho que un tórrido encuentro en un vulgar aseo acabaría en la sala de urgencias de un hospital? Una incómoda situación en la que chico y chica acabarán, literalmente, pegados.

Galardonado con dos Premios Max al mejor musical y mejor dirección musical de 2011 —además de tres Premios Butaca al mejor musical, mejor composición musical y mejor actriz de musical en su XVI edición—, este irreverente espectáculo vuelve a los teatros madrileños con bonísimas referencias de crítica y público. Tanto es así que el formato ha cruzado el charco para estrenarse, de mano del productor Alejandro Gou, en la ciudad de México DF.

Partiendo de una situación altamente improbable, pero no imposible —a falta de una constatación médica en lo concerniente a la especie humana—, el sexo y alguna de sus posibles consecuencias se convierten en protagonistas de este texto de Ferrán González dirigido por Víctor Conde (The Hole 2, El último Jinete, Los Miserables) y con Joan Miquel Pérez en la dirección musical.

Así, los protagonistas, Patricia Paisal y Xavi Melero (40.El musical), se mueven en imposibles posturas mientras que, a través de originales canciones y extrañas circunstancias, van dándose cuenta de cómo una desventurada situación puede solucionarse de la manera más inesperada. Junto a ellos, Gemma Martínez hace las veces de maestro de ceremonias oculta en la figura de una excéntrica enfermera que es, a su vez, depositaria y autora de la mayoría de los gags del espectáculo. Sin duda, su despreocupada actitud, sus extravagantes aportaciones y su enorme carisma se llevan al público de calle.

Pareciese que el montaje estuviera concebido como un espectáculo de quita y pon que pudiera adaptarse a cualquier escenario de cualquier teatro o sala, por grande o pequeña que esta fuera. Su austera escenografía, acompañada por un atrezo casi inexistente, se sirve únicamente del diseño de iluminación —obra de Jordi Pérez— para recrear los cambios de ambiente.

Una atmósfera que obliga al espectador a fijarse en lo que realmente le da enjundia al espectáculo: los números musicales y la propia comedia. Elementos que, en un principio, se intercalan de manera alterna para paulatinamente integrarse en un todo cuya simbiosis es la esencia de su notable éxito.

Sin embargo, las buenas expectativas pueden degenerar en una cierta decepción si se intenta ver más allá de lo que este musical de pequeño formato es en realidad: un libreto fresco, divertido y desvergonzado que no tiene mayor pretensión que la de entretener al público.

Maldito Lunes
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La mejor manera de comenzar la semana es vivir en nuestra propia banda sonora ♥

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