Eva Martz: «coreografiar es como una obsesión que me persigue, es el movimiento»

Eva Sánchez Martz ha tenido siempre la música presente. Directora de ACDN Producciones, International Dance Studio Madrid y directora artística de Bloomberg Studio Madrid, en estos momentos está volcada en la preparación de lo que será uno de los talleres de danza más interesantes de nuestro país, World Dance Movement Spain. Aunque fue más conocida internacionalmente por su trabajo en el Cirque du Soleil, esta bailarina, coreógrafa y maestra madrileña ha recorrido un largo trayecto lleno de sacrificio, esfuerzo y mucha pasión para llegar a donde se encuentra hoy.

Siempre has estado ligada a la música pero realmente empezaste en el conservatorio de piano. ¿Por qué decidiste cambiar el piano por el baile?

Yo me formaba para pianista e iba completamente enfocada a ello. Mi hobby era la danza. Había crecido dentro del conservatorio y me había habituado a estar ahí dentro. Eso me ataba muchísimo. Lo que pasa es que el día que decidí que esa no era mi vida, que mi vida no era estar sentada delante de un piano, fue cuando de repente cobró protagonismo la danza. Toda esa falta de expresión no me servía como vehículo comunicativo. Eso lo encontré a través de la danza. Así que todas las horas que invertía en piano, empecé a invertirlas en danza y se convirtió en la protagonista de mi vida.

Tu primera experiencia con la danza fue con el clásico a una edad muy temprana, tan sólo cinco años. ¿Cómo fuiste evolucionando como bailarina?

Realmente el ballet no me gustaba [risas]. Esa es la realidad. No me sentía inspirada por la danza clásica. Actualmente practico clásico como entrenamiento y lo disfruto más. Disfruto de la precisión y el trabajo físico que te aporta pero no era lo que yo buscaba. A los doce años aproximadamente, abandoné el clásico y empecé a estudiar jazz. Eso cambió completamente mi forma de ver la danza porque empecé a usarla como medio de comunicación, para expresarme. El cambio fue casual.

Sin embargo, el público te conoce más por la danza acrobática. ¿Qué ha supuesto en tu carrera?

Como artista es donde más recorrido mediático he tenido al trabajar para el Cirque du Soleil. Realmente es lo más conocido, dentro de lo desconocido que es este mundo para la gente en general, pero no es lo que más he hecho.

Al haberte formado también en el extranjero, ¿has visto alguna carencia en los estudios de danza de España respecto a otros países?

Depende del tipo de bailarín que decidas que quieras ser. Por un lado, España no está falta de grandes maestros sino que está falta de oportunidades. No hay trabajo para los bailarines. Por otro lado, hay unas técnicas como el jazz que carecen de una buena formación. Tenemos grandes maestros de contemporáneo y de clásico pero dentro del mundo del jazz hay una ausencia, una laguna y un silencio importante. El jazz no es una moda sino que ya lleva suficiente tiempo como para haberse instaurado como paquete técnico. Creo que este país debería preocuparse por este estilo, darle cabida y difundirlo también aquí. Nos consta el deseo de las instituciones oficiales de llevar esto a cabo pero, efectivamente, ni la coyuntura económica lo permite ni, tal vez, sea el momento. Y ahí es cuando aparece el World Dance Movement: un evento que va a traer a España grandes estrellas, otras técnicas y tipos de danza que sólo se puede encontrar en el extranjero, dando la oportunidad a los bailarines que se están formando de beneficiarse de ello.

Las últimas semanas habéis realizado distintas audiciones para becar a algunos bailarines…

Lo que sustenta este proyecto es ofrecer oportunidades, abrir caminos, romper fronteras, hacer una experiencia multicultural donde el lenguaje común es la danza. De esta manera, se concentra en Madrid una semana intensiva de clases magistrales con grandes estrellas que vienen de fuera, inaccesibles para muchos bailarines, y a la par, a lo largo de esa semana, se va a premiar a los asistentes con todas esas becas que les van a dar la oportunidad de seguir formándose en escuelas de prestigio.

¿Qué os espera más adelante?

De momento, World Dance Movement se seguirá celebrando en otros países. Después de Madrid, nos vamos en abril a Suiza y después ya planeamos la experiencia italiana que será en verano. Lo más significativo tras WDM en España es Picaso Showcase. Se trata de una producción que se realiza la semana posterior a WDM. Se reúne a los mejores bailarines de WDM con cuatro coreógrafos en una misma casa durante una semana intensiva de clases. En ese tiempo se va a transformar el trabajo artístico de Picasso en movimiento. Es una experiencia para el bailarín, para el coreógrafo y para todo el mundo cuyo fin último es el estreno de ese espectáculo. Sin duda, va a ser espectacular. Por lo menos, un experimento digno de ver. Va a ser fantástico. Estamos deseando que llegue.

Vemos que ante todo tienes ansia de enseñar. ¿De dónde te viene? No todo el mundo vale para enseñar o disfruta con ello.

Eso es cierto. Mucha gente enseña porque no ha podido hacer otra cosa. En mi caso no es así. En mi caso amo enseñar. Sé que lo que terminaré haciendo al final de mi vida será ser maestra. [Pausa] Adoro coreografiar. Me llena plenamente. Más que nada es como una obsesión que me persigue, es el movimiento. Es una obsesión casi insana pero sé que esto pasará. Es demasiado como para que esté aquí siempre. Lo que siempre se quedará será transmitir todo lo que a mí me aporta la danza, querer comunicarlo.

Bailas, coreografías, diriges, estudiaste psicología en la universidad… ¿Como psicóloga y bailarina, animarías a niños y jóvenes a expresarse a través de la danza?

Creo que los niños tienen que tener una formación diversa en su desarrollo. Me parece fundamental que entiendan el lenguaje de la música, el lenguaje plástico de las formas tanto en pintura como en escultura y también es básico que entiendan el movimiento. No sólo como una actividad física beneficiosa para su desarrollo sino que, de alguna manera, aprenden a controlar el que es su instrumento y lo será siempre, su cuerpo. En principio, los padres deberían verlo como algo fundamental. Y a partir de ahí, cada uno encontrará si es la manera de expresarse para ellos. Podría ser cualquier línea artística: la música, la pintura, la danza… Más que animarles, creo que es algo que se debería dar por hecho.