«Candide», del optimismo a la realidad

La opereta de Leonard Bernstein, dirigida por Paco Mir, se hace un hueco en la capital durante cuatro únicos días para acercar al público la que fuese la tercera obra de este gran compositor en una coproducción de los Teatros del Canal y del Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial.

Aunque a priori a muchos el nombre de Leonard Bernstein les suene vagamente, seguro que su percepción cambiará si se menciona una de sus obras musicales más conocidas: West Side Story (1957). Candide, basada en la obra Cándido del maestro Voltaire,  fue presentada en Broadway con escaso éxito. Esta opereta cómica ha pasado por diversas  revisiones y arreglos desde su creación en 1956, intentando sobreponerse al juicio de público y crítica. El libreto original fue redactado por Lilian Hellman, dramaturga estadounidense cuyas obras fueron llevadas al cine en varias ocasiones. Sin embargo, este texto no gustó al no ser fiel al espíritu de Voltaire y, aprovechando la negativa de Hellman a utilizar su versión durante una de las tantas revisiones, Hugh Wheeler, autor del libreto de la famosa Sweeney Todd, escribió una nueva adaptación. Tras la muerte de Hellman, Bernstein realizó otra nueva revisión con la colaboración de la Ópera escocesa pero, finalmente, fue él mismo quien reestructuró los números intentando mantener lo sardónico del texto. Durante todo este proceso, innumerables letristas han colaborado con diferentes aportaciones, como ha sido el mismísimo Stephen Sondheim (Follies).

Antoni Comas interpreta a Candide, un joven simplón y optimista, que junto a su novia, Cunegunda, y diferentes compañeros de fatigas irá descubriendo en sucesivos sinsabores la maldad, mezquindad y la infamia que rodean al mundo. Candide es una crítica al optimismo leibniziano, el cual argumenta que vivimos en «el mejor de los mundos posibles», matemáticamente hablando, y que todos los cambios suceden para bien. De hecho, esta filosofía se ve reflejada en el libreto a través del personaje del profesor Pangloss, tutor de Candide, siendo este la propia imagen del jurista y matemático Gottfried Liebniz. Durante los dos actos de los que consta la obra, viajarán por diferentes ciudades donde conocerán a las estereotipadas gentes de las diferentes regiones.

Una obra llena de ironía, humor  y situaciones descabelladas que acontecen aderezadas con la maravillosa partitura de Bernstein dirigida por Manuel Coves y la Joven Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. Una orquesta que tiene una amplía participación en el montaje y que, por inesperada, resulta hilarante y crea una comicidad cómplice con el público. Sin duda, esta obra ha ido ganándose al público con el paso del tiempo que comienza a ser capaz de ver más allá de la caótica historia, la frivolidad y la irreverencia para disfrutar de la música y comprobar que, pese al paso del tiempo, el mundo de hoy en día mantiene vastas similitudes con las bajezas de entonces.

Maldito Lunes
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