«Wicked», reinventado Oz

Verde, grande y brillante son algunas de las palabras que definen la producción que se representa frente a la estación Victoria en pleno centro de Londres. Un espectáculo que narra la historia no contada de las brujas pertenecientes a uno de los clásicos del cine musical: El mago de Oz.

Basada en la novela Wicked: The Life and Times of the Wicked Witch of the West de Gregory Maguire, fue Stephen Schwartz el encargado de poner música y letra al libreto de Winnie Holzman para crear un musical que se ha convertido en una de las opciones más populares entre el público desde que se estrenase en Londres en 2006.

Wicked narra la historia de Oz antes de que Dorothy llegase desde Kansas. Juega con los personajes de L. Frank Braum, las situaciones, las escenas y las relaciones, algunas de ellas ciertamente insólitas, para reescribir como quiere uno de los relatos más conocidos del siglo XX. De hecho, una de las grandes dificultades a las que se ha enfrentado este show es la de lidiar con los recuerdos presentes en diferentes generaciones ya que, en un principio, los productores llegaron a pensar que la adaptación acarrearía ciertas expectativas que quizás no pudiesen cumplir. Sin embargo, los guiños al film de 1939 son recurrentes y hacen las delicias de aquellos que bien conocen la historia.

Otro de los problemas a los que se enfrenta el espectáculo después de tanto tiempo desde su estreno en Broadway en 2003, es el hecho de que la cara visible para el público extranjero es el CD original interpretado por las magníficas voces de Idina Menzel y Kristin Chenoweth, ambas más conocidas entre el público general por sus diferentes papeles en la serie estadounidense Glee. No obstante, el elenco que trabaja en estos momentos en el West End ha sido una grata sorpresa a pesar de que algunos personajes masculinos carecían de la calidad esperada, salvo honrosas excepciones como Chistopher Howell, interpretando al Doctor Dillamond, o Matt Willis como Fiyero en determinados momentos.

Aunque en un principio fuese la propia Idina Menzel quien interpretase a Elphaba durante sus primeros meses en Londres, es Rachel Tucker quien lleva ahora el peso del espectáculo con excelentes resultados. Tucker está sencillamente espléndida durante toda la función y consigue alzar su voz por encima de los aplausos y vítores que le regala el público. Así, es inolvidable la fuerza y entrega de la que hace alarde durante «Defying Gravity». Sin duda, un final de acto que bien podría ser el final de toda la obra.

Por su parte, Gina Beck (Glinda) concede a su personaje, una joven mimada que manipula de manera irreflexiva a todo aquel que tiene alrededor con tal de conseguir sus propósitos, el punto justo de malévola ingenuidad y desparpajo. Es divertida, simpática y, en algunos momentos, extremadamente efusiva a la par que encantadora.

Así, Wicked es un musical capaz de hechizar a cualquiera gracias a un libreto inteligente que nos transporta a un mundo de fantasía del que emana un torbellino de emociones perfectamente aderezado por una partitura inolvidable, una gran puesta en escena y una escenografía vibrante. La combinación perfecta entre sencillez y brillantez.

Maldito Lunes
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