«Tick, Tick… Boom!», un musical que es más de lo que parece

Jon cumplirá 30 años dentro de una semana… fecha que se puso como límite para cumplir su sueño de estrenar un musical en Broadway o dedicarse a una vida normal. Durante esta semana, su novia y su mejor amigo le animarán para que madure y acepte la realidad tal y como es… o no.

La productora teatral Tela Katola apuesta por musicales de pequeño formato para acercar otra forma de entender el musical al público general. Producciones con muchas ganas de demostrar que pueden ser una opción aún mejor que los grandes musicales a los que últimamente está acostumbrado el público español.

El libreto y la música son obra de Jonathan Larson (Rent), pero tras su muerte fue David Auburn (Proof) quien transformó el monólogo inicial en un espectáculo con tres actores. Se trata de una autobiografía del propio Larson donde pone de manifiesto la incertidumbre que acecha a los jóvenes con el paso del tiempo, momento en el que nacen las inquietudes, el miedo al fracaso y las esperanzas frustradas. De todo ello habla Larson en Tick, Tick… Boom! con un enfoque de comedia donde resalta un velado drama de fondo.

Pablo Múñoz-Chápuli (Te quiero, eres perfecto… ¡Ya te cambiaré!) produce y dirige esta adaptación para demostrar que la Sala 2 del Nuevo Teatro Alcalá está a la vanguardia del buen humor. Jorge Gonzalo, Laura Castrillón y David Tortosa son los actores responsables de narrar a través de sus personajes el periplo de este joven y prometedor compositor. Gonzalo carga con la mayor parte del peso narrativo interpretando a Jon, mientras que sus compañeros interpretan distintos personajes, a cual más dispar, ayudados simplemente por el atrezo y el buen hacer. Un elenco limitado que arranca sonrisas por doquier.

Ambientada en la ciudad de Nueva York en la década de los 90, es necesario tener algunos datos básicos de la localización de la historia para poder comprenderla mejor. A pesar de que trate temas atemporales, este breve conocimiento ayuda a entender el relato en su totalidad.

Son curiosas y sorprendentes las numerosas referencias y guiños que se muestran tanto en la música como en el propio texto a Stephen Sondheim (Sweeney Tood), quien fuese ídolo y a la vez mentor de Larson. Este detalle confiere un toque singular al espectáculo que lo hace aún más digno de interés.

Un libreto interesante disfrazado de buen humor para invitar a una disimulada reflexión acompañado por una magnífica partitura de estilo inconfundible. Definitivamente, una opción más que recomendable viendo las distintas reacciones del público dependiendo de la propia edad, ya que la experiencia confiere a cada individuo un punto de vista único respecto a la moraleja que se plantea.

Maldito Lunes
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La mejor manera de comenzar la semana es vivir en nuestra propia banda sonora ♥

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