Nik, el niño protagonista de esta historia, no tiene un caballo como el Barón de Münchhausen, ni recorre con sus aventuras la infinitud del universo. Nik no es intrépido como el Barón que vuela en su caballo. Nik sabe lo que es el miedo porque es un niño enfermo al que se le pasan largos los días y los años prisionero de los peligros que acechan por el largo pasillo y las estancias de su casa…
El texto de Lucía Vilanova desvela la historia de una familia completamente disfuncional. Un núcleo familiar compuesto por personajes embarcados en una lucha contra sus propios demonios interiores que, centrados en compadecerse por su suerte, consiguen crear un ambiente enfermizo y dañino para todos sus miembros.
Nik narra sus primeros siete años de vida en el seno de una familia donde las malas palabras y los maltratos son el día a día. Una madre sobreprotectora que culpa a su marido de todos sus males. Un padre déspota que vive por y para su trabajo. Una hija en plena crisis existencial que se escuda en la violencia verbal. Una abuela capaz de envenenarse con sus propias palabras. Y una criada mulata a la que se desaira ora sí, ora no.
El joven David Castillo (Aída) demuestra en su primera aparición teatral que puede llevar el peso de una historia dramática gracias al apoyo y la actuación de Carmen Conesa. Un elenco acertado para contar la historia de una familia que desconoce el significado del amor y que se sumerge paulatinamente en una atmósfera de soledad y desesperación donde no todo es lo que parece. Un espectáculo surrealista cuya aspereza hace tangible el dolor de los personajes.
Ganadora del Premio Assitej-España 2007, la producción podrá verse en el Teatro Valle-Inclán de Madrid hasta el próximo 23 de diciembre.
Reconocimiento 4.0 Internacional