El Ballet Flamenco de Andalucía fue el encargado de dar el pistoletazo de salida al evento de Danza en la Villa que se celebra en la capital hasta finales de este mes de junio. Con Rubén Olmo a la cabeza, Metáfora es un homenaje a lo que es y lo que fue la danza flamenca.
«La danza es la metáfora del pensamiento», a partir de esta frase más que acertada de Nietzsche, el Ballet Flamenco de Andalucía pretende acercar este estilo tan andaluz al púbico nacional e internacional. Desde su formación hace 17 años, esa compañía ha sido el referente de la danza flamenca y por sus filas han pasado grandes figuras del arte jondo como Israel Galván —hermano de Pastora Galván, artista invitada—, Isabel Bayón o Rafael Campallo.
Divido en dos actos, Metáfora presenta dos visiones complementarias del arte jondo: el baile clásico y la danza contemporánea. El primero de ellos reconoce el valor del flamenco más clásico donde el color, los mantones, los volantes, los cantos y la guitarra evidencian una época y un color de nuestra propia geografía evocando momentos y recuerdos de feria, tablaos y arte.
La granadina Patricia Guerrero y el almeriense Eduardo Leal captan la atención del público desde el primer momento, espectadores a los que agasajan con su número «En sueño» coreografiado por Rubén Olmo. Junto a ellos y el resto de bailarines, Rocío Molina y Pastora Galván consiguieron acercar un poco al público madrileño ese sabor flamenco como artistas invitadas. No obstante, fue Rocío Molina con su número «Caminante» quien se llevase una gran ovación del público al que deleitó con arte a la par que con una gran delicadeza y sensualidad.
La visión más contemporánea del espectáculo dio comienzo con «La danza como metáfora del pensamiento» donde el propio Rubén Olmo, director y coreógrafo, mostraba como la combinación de diferentes disciplinas son capaces de crear algo hermoso. Así, durante este segundo acto, el flamenco se fusiona con distintos estilos para poner de manifiesto que pueden complementarse mutuamente para concebir algo no menos interesante.
La composición musical de Agustín Diassera y Jesús Cayuela prepara un entorno más sobrio y comedido gracias a una escenografía simple, la uniformidad del vestuario, el colorido de las escenas y los números coreografiados para recrear historias más allá del frenesí artístico.
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