El musical Chicago vuelve a Madrid tras dos años deleitando al público barcelonés. En su presentación en el Teatro Nuevo Alcalá, representaron dos de sus números más conocidos: «Al son del jazz» y «Lo que importa es el amor» interpretada por Manuel Bandera, con quien pudimos compartir unos minutos tras la actuación para que nos contase sus impresiones en esta nueva etapa del musical.
Aunque afirma que él no es cantante, su actuación en el musical es una de las más esperadas y comenta que esta nueva oportunidad de estar en el escenario le agrada muchísimo. «Es la oportunidad para disfrutar de Chicago y disfrutar de Billy Flynn. El espectáculo es fantástico, redondo, muy bien fabricado. Es impecable. La gente se lo pasa muy bien. Tengo mucha confianza en él».
Hace dos años pudimos verte con otro elenco. ¿Qué tal los nuevos compañeros?
Me he acoplado perfectamente tanto con Marta Rivero como con María Blanco. Son dos excelentes profesionales. Estas tablas las manejan como nadie. Sinceramente, creo que el espectáculo no desmerece ni un ápice desde que se estrenó en el teatro Galileo. Y con mi amiga Marta Valverde, ¡qué te voy a decir! [Se ríe al recordar la complicidad que tiene con su amiga con la que trabajó anteriormente en Cabaret]. Marta está también encantada de incorporarse al espectáculo.
La Gran Vía madrileña se está llenando de espectáculos y convirtiéndose en un pequeño Broadway . Como actor, ¿qué te hace sentir?
Me hace sentir muy bien. Hace algunos años que viene pasando esto. Desde que trabajé en el Lope de Vega, los cinco últimos meses de la primera producción de La Bella y la Bestia, Madrid, como escenario de espectáculos musicales, ha ido creciendo cada vez más. El público viene y aprovecha que visita Madrid para venir al teatro. Todavía no llegamos al tamaño de Broadway ni del West End pero estamos en ello. Llevamos muchos años de retraso. Ese es nuestro problema.
Quizás en tamaño y cantidad de producciones aún no estamos a ese nivel, pero la calidad de las últimas producciones en nuestro país es admirable…
Hay mucha gente que nos comenta que lo ha visto [el musical de Chicago] en Broadway o en Londres y dice que nuestro espectáculo no deja nada que desear. Yo no lo he visto desde fuera sino que lo he vivido desde dentro hacia afuera pero, tienes razón, hay mucha calidad [Manuel se abstrae un segundo para recordar]. De hecho, la calidad que hay encima del escenario de Los Miserables me parece impecable. Me cuesta imaginar que haya mucha mayor calidad en otras producciones. El día del estreno [de Los Miserables en el Teatro Lope de Vega de Madrid] había una calidad vocal, escénica e interpretativa impresionante. Esperemos que eso nos pase a nosotros.
En estos momentos, compagina su papel en la serie Bandolera con el personaje de Billy Flynn. La pregunta es casi obligada: ¿en qué medio se siente más cómodo?
El teatro tiene algo especial por muchas razones. Primero, lo estás haciendo en directo y de principio a fin. No se trata de empezar una secuencia y pensar de dónde venía, el estado emocional del personaje, no… El espectáculo empieza y acaba. Y, segundo, esto [señala la amplitud del teatro con evidentes signos de admiración]. No hay parangón. El público está aquí. Notas cómo lo está viviendo. Notas desde el primer minuto si está más o menos receptivo. Incluso si estás interpretando un drama, cuando consigues ese silencio en la sala… [suspira] no tiene precio. Es lo que más me motiva. Es el teatro.