Un trozo invisible de este mundo fue la ganadora indiscutible de la XVII edición de los Premios Max de las Artes Escénicas celebrada en el Teatro Circo Price de Madrid. La gala, dirigida por Mariano de Paco y con Jimmy Barnatán como maestro de ceremonias, comenzaba a ritmo de cabaret con pretensiones transgresoras donde faltaron las principales figuras políticas de la cultura. Una gala marcada por tiempos, reivindicaciones y recuerdos sumergidos en una atmósfera de tinte gótico.
La obra de Juan Diego Botto se llevó cuatro de las seis nominaciones a las que aspiraba gracias a un texto que habla sobre la soledad, el exilio y la inmigración a través de cinco personajes que acercan al espectador sus vivencias desde la ironía y el humor.
Estrenada en octubre de 2012 en las Naves del Español y dirigida por Sergio Peris-Mencheta, ha sido considerada en esta edición como el mejor espectáculo de teatro además de llevarse los premios al mejor diseño de iluminación (Valentín Álvarez), mejor autor revelación y mejor actor para el propio Juan Diego Botto. El actor, director y dramaturgo dedicó el premio sus padres y a toda una generación «que pelearon contra una dictadura» y «trataron de asaltar los cielos para que heredáramos un mundo más justo».
La Compañía de Israel Galván fue premiada con tres galardones por Lo real. Considerado como el mejor espectáculo de danza también se llevó el premio al mejor intérprete masculino de danza y el premio a mejor coreografía, ambos para Israel Galván. Por su parte, Eva Yerbabuena fue considerada la mejor intérprete femenina en danza por ¡Ay!
Carles Alfaro se llevaba el premio a mejor director de escena por su trabajo en El lindo Don Diego, mientras que María Araujo recogía el premio a la mejor figurinista por la misma obra. También dos son los galardones que fueron a parar a manos de Maika Makovsky y Rebecca Ringst por la mejor composición musical para espectáculo escénico y mejor escenografía en Forests. Asimismo, Barcelona cuenta con el premio a mejor actriz para Emma Vilarasau y el premio a la mejor autoría teatral para Pere Riera.
The Funamviolistas fue considerado como el mejor espectáculo revelación, La flauta mágica como el mejor espectáculo de teatro musical y El bosque de Grimm de La Maquiné como mejor espectáculo infantil. Por otro lado, Carles Alfaro y Rodolf Sirera se llevaron el premio a la mejor adaptación o versión teatral por L’Estranger y el premio de mejor empresa o producción privada de Artes Escénicas fue para Tanttaka Teatroa por Soinujolearen semea y Komunikazioa-Inkomunikazioa.
Se cerraba así la entrega de las diecinueve candidaturas a las que se le unieron los tres premios especiales que fueron a parar a la recientemente desaparecida María de Ávila (premio de honor), al Teatro Central de Sevilla por su contribución a las Artes Escénicas y a Escenamateur (aficionado).