Quince años hace ya que la productora Stage Entertainment estrenó en el Teatro Lope de Vega un montaje de ensueño del musical La Bella y la Bestia. Diecisiete producciones después, celebran su decimoquinto aniversario en una gala dedicada a todos esos musicales que han hecho soñar a más de once millones de espectadores por toda la geografía española.
En una noche donde el musical era el auténtico protagonista, muchos eran los invitados al ensayo y posterior gala que acogería a grandes personajes del mundo del espectáculo. Sin embargo, era muy especial el hueco que ocuparían todos aquellos profesionales dedicados en cuerpo y alma al teatro musical porque, como decimos muchas veces, este es, todavía, un ámbito artístico desdeñado por algunos y ninguneado por otros.
Abría la gala, atravesando el patio de butacas, un coro para apoyar uno de los temas que más resuena a día de hoy en la gran vía: «Ciclo Vital» de El Rey León. Un coro, unas voces y un murmullo general que auguraba un gran comienzo. Junto a ellos, la orquesta, dirigida por Alberto Favero, vestía de blanco en un decorado que pese a ser austero, lucía recargado. Poco a poco se sucedían algunos de los números musicales que han ido resonando en la memoria de los espectadores; arrancando recuerdos a algunos, emocionando a otros y sorprendiendo a los no iniciados.
No podía faltar en un espectáculo así los saludos de Emcee (Cabaret) acompañado de un sensual cuerpo de baile para dar paso a un musical que marcó un antes y un después para esta redactora, El Fantasma de la Ópera. Y es que no hay nada comparable al recuerdo de haber disfrutado de la belleza de un teatro cuando la obertura compuesta por Andrew Lloyd Webber transformaba la antigua Ópera de París en la enormidad del Lope de Vega. Aún es imposible desvincular los ecos de los arreglos que se hicieron exclusivamente para la orquesta madrileña hace ya más de una década de los pasillos y butacas.
Poco a poco engrosaba el número de temas, ya considerados como clásicos, para enternecernos con «Memory» de Cats, «Te abrigaré» de Rent, «Noche sin fin» de El Rey León, «Un cambio en mí» o «Si no puedo amarla» de La Bella y la Bestia… Con un control espléndido y una ternura arropada por la fuerza del tema, fue Nina quien consiguió estremecer al público con «Va todo al ganador» de Mamma mía!.
El —permitidme hoy esta expresión— big finish llegó de mano de Los Miserables que, como no podía ser de otra manera, arrancó al público de su asiento en una sobrecogedora ovación que dio término minutos después con las palabras de Julia Gómez Cora, directora general de Stage Entertainment en España. En su discurso afirmaba que la intención de la celebrante productora era «traer este género a todos los españoles», hecho que puede decir que se ha logrado ya que «el musical ocupa un lugar destacado en Madrid y el resto de España». Un género en el que los artistas «pueden desarrollarse, expresarse y crecer en aquello que aman y hacen bien».
Y así, sin percatarse, se sucedieron los minutos, las horas. Una noche de ecos de grandes musicales y piezas que se han hecho un hueco en la memoria de muchos y que, con seguridad, rebasarán las barreras de otros tantos.
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