Nuevos aires para «Cabaret»

Todas las historias relacionadas con el nacimiento y proliferación del nazismo están marcadas por la tristeza, la indignación y las sombras. Etapas de la historia predominantemente grises donde la alegría, el consuelo y las luces se vislumbran a través de fugaces momentos que quedarán nuevamente empañados por la propia realidad.

Recuperándose de las deudas provenientes de la Primera Guerra Mundial y en plena depresión económica, Berlín se convertía en metrópoli cultural de Europa durante los años veinte. Una década que supuso el auge la vida nocturna de la ciudad.

En esa convulsa época se ambienta uno de los musicales más conocidos de todos los tiempos con libreto de Joe Masteroff, música de John Kander y letras de Fred Eb: Cabaret. Un marco que define un lugar en el que uno puede refugiarse al amparo de la noche, la música y los corsés; un sórdido club nocturno que permite escapar con contrita irrealidad de la miseria que lo rodea, el Kit Kat Klub.

Bajo la intachable dirección de Jaime Azpilicueta y la dirección musical de Raúl Patiño, nos encontramos en esta ocasión con un espectáculo tan completo como complejo. Cuidado con mimo y detalle, toda la puesta en escena es un festín de complementos que aderezan una historia donde la felicidad es pasajera y la realidad social, abrumadora.

Un lienzo perfecto donde plasmar la personalidad y carisma de un elenco formado por grandes figuras del teatro musical que actúan como embajadores involuntarios de unos protagonistas que ponen todas sus armas al servicio del personaje. Personajes que, a medida que avanza la historia, van arrancándose tiras de frivolidad y desvergüenza para quedarse en cueros la soledad y el miedo.

Lo que sucede en el Teatro Rialto es pura magia. Es imposible no disfrutar con renovado interés de este mítico libreto llevado a la vida con magistral viveza y emoción por parte de Cristina Castaño, Eduardo Soto, Daniel Muriel, Marta Ribera, Enrique del Portal, Víctor Díaz y Pepa Lucas.

Un libreto, una historia y unas canciones que cobran vida bajo una nueva perspectiva cambiando la carga dramática que solía reposar en hombros anglosajones a los personajes puramente alemanes. Así, Marta Ribera y Enrique del Portal se convierten en protagonistas de la dicotómica mentalidad de la época.

Sin duda, la historia se desarrolla con tiempos acertados, silencios medidos y con cambios de escena imperceptibles. El ánimo del espectador zigzaguea entre la admiración, la diversión o la misma congoja en un escenario donde parece que todo brilla y reluce hasta el inevitable apagón.

Maldito Lunes
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La mejor manera de comenzar la semana es vivir en nuestra propia banda sonora ♥

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