Una familia corrupta invita a cenar a su sobrino que ha sido nombrado concejal de Asuntos Propios del Ayuntamiento. Cada miembro de la familia querrá llevarse toda la atención del invitado para sus propios favores.
Concha Rodríguez, actriz, dramaturga y directora, tiene a sus espaldas un numeroso listado de obras en las que ha participado y otras tantas que ha dirigido y creado. Con Mi sobrino el concejal llega al Pequeño Teatro Gran Vía para llevar la corrupción a escena. Dirigida por la productora Sube al escenario, la función está interpretada por Chema del Barco, Víctor Sevilla, Fede Rey y Berta Ojea.
Aunque pretende ser una crítica a la situación actual y a los diferentes escándalos que se han venido sucediendo en el ámbito político los últimos años, lo cierto es que no acaba de funcionar la receta elegida para hablar de la corrupción en los ayuntamientos.
El texto, la situación y la profundidad de los personajes son quizás demasiado planos y, en cierta manera, vacíos ya que se intenta evitar tratar el tema de manera desabrida u ofensiva. Acostumbrado como está el público madrileño a la crítica de lo cotidiano con mayor mordacidad, el relato no llega a cumplir las expectativas que despierta con sus sinopsis dejando al público un tanto insatisfecho.
Por otro lado, en su ánimo por que el espectador se vea reflejado de alguna manera en los personajes, éstos resultan demasiado obvios rozando algunos clichés demasiado extendidos últimamente: una mujer preocupada por el qué dirán, un padre autoritario metido en negocios turbios, un hijo que espera que las oportunidades le caigan de cielo y un joven protagonista íntegro y calmado en apariencia.
Los personajes, algunos por comedidos y otros por una teatralidad exagerada, no crean esa sensación de unidad y equipo que se espera de ellos encima del escenario. A pesar de que durante las primeras semanas suele ser normal que haya una leve descompensación entre actores, la interpretación de estos y una puesta en escena bastante lineal no consiguen importantes reacciones entre los asistentes.
En definitiva, esta obra no termina de ganarse al público en una época donde la oferta teatral está en auge con magníficas propuestas para todo tipo de público.