En el número 16 de la calle de Arganzuela, situada en una de las zonas más castizas de la capital, se encuentra espacio punto nemo, la galería de arte emergente de los artistas Raúl Muñoz y Cristina Díaz. Este matrimonio, que comparte su amor por el arte y la vanguardia, decidió, en plena pandemia, dar un paso adelante e inaugurar un lugar en el que crear y dar a conocer aquello que les apasiona.
La idea fue crear un espacio híbrido que mantuviese la esencia de lo que es una galería y brindase, al mismo tiempo, la intimidad que requiere un taller para poder trabajar. Un espacio de arte independiente en el que ofrecer una obra original, de pequeño o mediano formato, a un precio asequible.
Muñoz, quien se costeó la carrera pintando retratos y, desde entonces, ha compaginado la pintura con otros empleos, puso en práctica aquello de que cuando una puerta se cierra, otra se abre. Tras quedarse en paro, transformó ese hecho desafortunado en una oportunidad de emprender un nuevo camino que estuviese, esta vez sí, relacionado con el arte.
Se decidieron por el actual local no sólo por el flujo natural de gente que tiene el barrio, sino por la singularidad de las personas que suelen visitarlo, ya que «se trata de una zona muy específica en el campo de la decoración, el estilo y el diseño de objetos peculiares que invita al consumo de arte a pie de calle». Algo que no ofrecía la localización de su anterior taller que, además, compartía con otras personas.
La filosofía de espacio punto nemo es «fomentar que el arte original y de calidad puede estar al alcance de cualquiera» y que «los artistas con talento tengan una mayor visibilidad y sean más accesibles para los amantes del arte». Bajo ambas premisas, decidieron incorporar distintos autores que abarcan técnicas y estilos muy diversos. La respuesta de estos creadores ha sido tan buena que cuentan con casi una treintena de artistas e incluso, a día de hoy, siguen recibiendo propuestas de colaboración.
Aunque el ojo de quien descubre este espacio por primera vez puede verse abrumado por la importante cantidad de obras, el conjunto es una referencia armónica de piezas que abarcan técnicas tan dispares como la pintura, el collage, el grabado, el arte textil, la técnica tradicional de crochet o la escultura. Nada resalta realmente. De este modo, la galería invita al visitante a sumergirse entre las obras para descubrir aquello que pueda seducirlo.
Un establecimiento como espacio punto nemo no es sólo un punto de encuentro, difusión y visibilización de artistas, sino que es el lugar idóneo para aquellas personas que busquen inspirarse, encontrar alguna pequeña joya que llevar a casa o dar con ese regalo tan especial que anhelaban.
Reconocimiento 4.0 Internacional