En el año 1994 se estrenaba en Australia la controvertida película The Adventures of Priscilla, Queen of the Desert dirigida por Stephan Elliott. Por entonces, su transgresora historia acercaba al público la temática LGTB haciendo gala de una espectacular banda sonora y una narración que la convirtiese en una película de culto tanto dentro como fuera del colectivo. En ella, tres amigos, dos drag queen y una transexual, viajan a través del desierto australiano en un viejo autobús para actuar en un casino de Alice Springs regentado, curiosamente, por la mujer de uno de ellos.
Años más tarde, Simon Phillips dirigiría la adaptación musical de esta historia con libreto del mismo Stephan Elliot y Allan Scott. Estrenado en el Lyric Theatre de Sidney en el año 2006, este musical ha ido cosechando éxitos durante sus ocho años de vida hasta llegar el pasado 2 de octubre al Teatro Nuevo Alcalá de Madrid bajo la dirección artística de Àngel Llàcer y Julio Awad en la dirección musical.
Con una espectacular puesta en escena compuesta por veintitrés cambios escenográficos, cuarenta artistas, quinientos trajes, doscientas pelucas, un autobús real de diez toneladas de peso totalmente robotizado y una descomunal inversión económica, el espectáculo goza de una visualidad indudable.
A este despliegue técnico, hay que sumarle un repertorio musical de órdago compuesto por grandes éxitos de la música disco y algunas de las divas más famosas de las últimas décadas como son Tina Turner, Gloria Gaynor, Aretha Franklin, Village People, Cyndi Lauper o Madona, entre otros.
Aunque cualquier espectáculo teatral debería considerarse como una obra única, lo cierto es que es imposible desligar este montaje del recuerdo generado por la película protagonizada por Terence Stamp, Hugo Weaving y Guy Pearce. Este paralelismo conlleva, asimismo, una desventaja en sí mismo ya que el momento y la narrativa de la producción original fueron factores decisivos para su éxito. Así, se trata de un espectáculo entretenido, vibrante y que sumerge al público en una atmósfera de optimismo pero que, a su vez, carece del espíritu de aquella época que convirtiera la historia en un éxito completo.
Atreviéndonos a teorizar y sin tener en cuenta que se trata de una franquicia, alguna modificación en la puesta en escena, alguna variación en el ritmo o arriesgarse a tomarse alguna que otra licencia artística hubiese aportado ese «algo» que le falta y que hace que el espectáculo no cuaje por completo.
Pese a todo lo mencionado, es admirable el trabajo realizado por los tres protagonistas —Mariano Peña (Bernadette), Jaime Zatarain (Tick) y Christian Escuredo (Felicia)— apoyados en todo momento por tres divas de gran voz y presencia escénica como son Rossana Carraro, Patricia del Olmo y Aminata Sow.
Reconocimiento 4.0 Internacional